caminé en círculos
para no perder los pasos,
ahora toda la ciudad
huele a miga de pan caliente,
y de las jaulas abiertas
sólo vuelan plumas verdes.
todos los hombres
abortan caricias,
y a mi sólo me nace
abrazos de una cara.
he contado tres tripas
sonando de hambre,
con la mía cuatro
sonando de ti.
y los espejos nunca
dicen la verdad,
cuando buscamos
vernos reflejados,
las niñas de
piernas largas
siempre me sacarán
una cabeza o dos.
voy marcando el perfil
de la sonrisa,
nombrando los gestos
que quedan en el suelo,
que no
por no tener nombre
dejan de existir.
y me invento columpios
en las manos,
me arranco las uñas
para que crezcan en las yemas
de los dedos,
y así acariciarte del revés
acoplando mis nudillos
a tus huesos.
todas tus respuestas
están en mis caderas.
M.